Mirando de afuera hacia adentro…

En los siete años que llevo en Vigo he tenido la suerte de vivir, de manera directa, el incomparable período de cambios que ha experimentado España. Desde la aparición de nuevos partidos políticos al desafío y esfuerzo permanentes por recuperarse de la recesión, pasando por el fallecimiento de personas que forman parte ya de su historia política y cultural (como Adolfo Suárez o Paco de Lucía), los casos de corrupción o el primer triunfo de España en el Mundial y la Eurocopa.

Es fácil darse cuenta de que Galicia, al igual que otras comunidades en España, tiene su identidad y sus costumbres; su encanto y su propia idiosincrasia. No obstante, después de haber viajado por muchos lugares de España, he apreciado varios rasgos comunes: la importancia de la familia, la obsesión por la comida, la vida al aire libre y, por supuesto, ¡la pasión por las fiestas!

La mayoría de los tópicos referidos a este país están basados en el sur, pero la realidad no tiene nada que ver. Desde fuera, se conoce a España como destino de sol y playas, olvidando que es un país con paisajes y climas diversos. Es uno de los pocos países europeos que permite estar en la playa y esquiar en un mismo día. Cuenta con un desierto en Almería, clima subtropical en las Islas Canarias y más playas que poseen una bandera azul que cualquier otro país de Europa. Es además, por detrás de Francia, el segundo país más grande del continente.

Uno de los aspectos que detectas constantemente cuando vives aquí es la existencia de mucha gente con talento y de muchos recursos, que te hacen pensar que es un país con un enorme potencial. O, en otras palabras, “un gigante dormido”.

¿Por qué no ha exprimido España su potencial?

Creo que puede haber, principalmente, dos razones. En un momento tan conmovedor como fue ver a la selección española en la final del mundial, resulta triste para un extranjero observar que el himno nacional no tiene letra que los jugadores puedan cantar. A esta anomalía se suma la divergencia entre las distintas regiones de España, lo cual personifica una falta de orgullo nacional que podría estar dificultando la optimización del talento y recursos del país. ¿Es realmente posible estar orgulloso de ser español y de una comunidad autónoma al mismo tiempo? Esta es una cuestión que sólo puede contestarse de manera individual, no obstante, considero que mientras no exista un orgullo colectivo de país, España será un pájaro con alas recortadas por la carencia de una estrategia de marketing adecuada al país.

La otra razón clave para mi es que parece que existe todavía, en muchas empresas, un estilo de gestión pasada de moda que impide que las generaciones más jóvenes demuestren su talento en el lugar de trabajo. El énfasis de las empresas parece orientarse a la cantidad en lugar de a la calidad, en una renuncia a adaptarse a prácticas modernas de trabajo como podrían ser los horarios flexibles. A menudo he oído a los jóvenes que quieren trabajar duro y avanzar en su puesto de trabajo, pero están desilusionados por el estilo de dirección de sus gerentes.

Si España puede superar algunos de los problemas que ha heredado de su historia y avanzar en su modelo de gestión, tanto en las empresas como en la política, no tengo duda que el gigante dormido podría despertar. 

España es un gran país y creo que podría ser aún mejor.

Mientras tanto… ¡voy a seguir disfrutando de él!

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