Decidir a quién entregar la máxima distinción del Círculo es una tarea a la que se enfrenta cada año la junta directiva, en cuyo proceso suele surgir una terna de nombres.
No ha sido el caso esta vez.
Bastó que uno de los miembros de la junta susurrara el nombre de Juan Güell para que ni siquiera se planteara la posibilidad de buscar otros.
Porque, si bien es cierto que tras el impulso del Círculo hay muchos nombres, nadie como Juan Güell supo captar y modelar nuestro ‘celme’, la esencia de esta organización empresarial.
Los tres años de su primera etapa en la presidencia del Círculo fueron posiblemente los que asentaron con más firmeza la vocación por dar y ser voz del sector empresarial y por trasladar a la opinión pública, de manera sosegada, las inquietudes, preocupaciones, demandas y propuestas de nuestros socios. Es verdad que ese era el espíritu constitucional de la asociación, pero también lo es que recibió con Juan Güell el empujón que consolidó y dio forma a esa vocación y nos situó, al mismo tiempo, en línea con entidades que para nosotros eran referenciales.
Fue precisamente aquí, en Vigo, donde se fundó, en mayo de 2006, el Grupo Economía y Sociedad, formado en aquel entonces por el Círculo de Economía, el Círculo de Empresarios, Círculo de Empresarios Vascos, Asociación Valenciana de Empresarios, Observatorio Económico de Andalucía y nosotros (entonces, Club Financiero Vigo). Aquella puesta en común del parecer empresarial ubicado en lugares tan distantes de Vigo como Barcelona, Madrid, Bilbao, Valencia y Sevilla fue para nosotros entonces un hito en nuestra corta existencia, capitaneado con mano magistral por Juan Güell.
Vino después una segunda etapa, durante la que los socios buscaron a Juan Güell. Le robamos tiempo de su tiempo para sacar al Círculo de una situación complicada, consecuencia de la crisis. Sabían bien los socios a quién se lo pedían, y Güell hizo lo que mejor sabe hacer: dialogar, negociar, convencer, gestionar.
Juan Güell tuvo su primer trabajo en Arthur Andersen en Madrid; cuentan que su entrevistador comentó después: “Es la persona más inteligente que he entrevistado jamás”. Más tarde, su paso por Zeltia le evidenció que la ventaja competitiva de esta zona de Galicia está en la alta cualificación de sus trabajadores, y eso puso en su boca una reivindicación en la que nunca ha cejado: de poco valen los esfuerzos de las empresas si no disponen de infraestructuras de transporte que garanticen la optimización de ese factor intangible que es el tiempo.
Una reivindicación a la que un conselleiro dio una sorprendente respuesta: “¿Para qué quiere Vigo infraestructuras si ya tiene empresas?”
Tenaz, persuasivo, de trato elegante, con una sorprendente capacidad para saltar escollos, las instantáneas que guardamos en el Círculo recogen la felicidad en su cara en tres ocasiones: el día que impuso la Medalla de Oro a S.M.El Rey, y las dos veces que ‘traspasó’ la presidencia de esta organización.
Volcado en la gestión de empresas, en la búsqueda de inversores y en la promoción del emprendimiento, la presidencia de Círculo le brindó algunos buenos momentos… Otros no lo fueron tanto: “Estamos muy cerca del mundo político (en el que) las cosas se miden en términos que los empresarios ni siquiera somos capaces de entender (…) Estar un poco a la derecha o a la izquierda, sentarte delante o detrás, vestirte de un color u otro, hasta el más mínimo gesto puede ser malinterpretado (…) Entendemos la tensión del negocio, de ser más competitivo, de llegar antes, pero esa tensión de signos, comparaciones, de recelos, se nos escapa”.
Celoso de la dignidad empresarial y de la dignidad del Círculo, su rigor intelectual, su sólida formación económica y su culta visión humanista han dado al Círculo más de lo que el Círculo necesitaba en cada momento. Y su saber estar, sin perder nunca las formas, delata al instante al empresario que escucha, reflexiona, opina y sutilmente propone. El empresario que Galicia necesita.
