Tomás Casquero Cimadevila
Gerente de ACLUNAGA
Salvo excepciones poco significativas, el sector naval gallego (y el español) no ha conseguido cerrar contratos de construcción naval en los últimos cuatro años. Por ello, la histórica cartera de pedidos con la que contábamos en el año 2008 se ha ido consumiendo hasta la actualidad, en la que prácticamente no tenemos carga de trabajo.
El sector naval es inevitablemente cíclico (durante el siglo XX, nuestro sector ha superado 11 ciclos) y proporcional a la intensidad de las crisis económicas. Eso explica que en el año 2009 la contratación haya caído drásticamente tanto en Galicia como en el resto del mundo (En Europa la contratación entre los años 2008 y 2009 cayó un 75%)
Sin embargo, a partir del año 2010 el mercado de construcción naval se empezó a recuperar – tímidamente – en el resto del mundo (con un ligero bache en el año 2011) En el primer semestre del año 2013 se han contratado en Europa 94 barcos (un nivel de contratación lejano al de los años 2006 y 2007 pero suficiente para augurar una reactivación sectorial) Es decir, en estos momentos existe un mercado de construcción naval en los segmentos de construcción en los que competimos los países europeos. Entonces, en este entorno, ¿por qué Galicia no es capaz de contratar?
Sin duda no se debe al esfuerzo comercial de nuestros astilleros que, me consta, están teniendo numerosas peticiones de ofertas. Tampoco se debe a nuestra falta de competitividad, que ha sido sobradamente demostrada en la última década, tanto por los astilleros como por su industria complementaria.
El problema está en la financiación. Es tan fácil (o difícil) como eso. Si tuviéramos los instrumentos financieros que teníamos en el año 2008, nuestros astilleros ya tendrían las gradas ocupadas.
El procedimiento contra el Tax Lease español nos ha impedido estar en el mercado en los años 2011 y 2012 (años en los que nuestros vecinos europeos han conseguido estabilizar sus carteras de pedidos) y nos sigue perjudicando. De hecho todavía no se ha conseguido cerrar ninguna operación con el nuevo sistema. Pero existen otros mercados en los que el Tax Lease no es aplicable y tampoco estamos siendo capaces de contratar. ¿Por qué?
En primer lugar, el acceso a la financiación se ha endurecido en todos los sectores – y en todos los países – pero especialmente en este sector, tanto por el volumen de sus operaciones como por la situación financiera de las empresas, que se ven incapaces de conseguir las garantías que hoy en día exigen las entidades financieras.
Por otra parte, en este entorno de dificultad de acceso al riesgo bancario, los armadores están empezando a demandar que el astillero también les facilite la financiación del buque a largo plazo (10 años) Así, países como Noruega, China o Korea articulan medidas de apoyo financiero, con garantías del Estado, a través de créditos a la exportación u otras medidas, que permiten al astillero facilitar la financiación del 80% del valor de la construcción a largo plazo.
Por lo tanto, el principal escollo que tiene que superar el sector a corto plazo es la financiación. Necesitamos un modelo de financiación y garantías público – privado que permita a nuestros astilleros contratar. Galicia no puede permitirse el lujo de perder la oportunidad de generación de empleo y riqueza que supone la construcción de barcos. Es necesario que todos los agentes financieros (entidades financieras privadas, ICO, CESCE, Fondos de Garantías, administraciones, etc) trabajen juntos para diseñar un modelo financiero adaptado a las circunstancias actuales que permitan reflotar este sector importantísimo para nuestra Comunidad.
