RENOVABLES DE GALICIA ¿OPORTUNIDAD PERDIDA?

Nos hemos acostumbrado a ver que las fuentes energéticas tradicionales que se utilizan para producir la energía que necesitamos, provienen de materias primas, fundamentalmente de origen fósil ya sea el petróleo, el gas, o el carbón, que necesitamos importar de otros países. Por tanto, en el imaginario está presente que somos muy dependientes energéticamente de otros países y de los mercados internacionales y quizás esto nos impide ver, analizar y establecer estrategias sobre nuestra propia capacidad en Galicia de producir energía tanto para nuestro consumo como para exportar a otras regiones de España o a otros países.

Para tener una primera aproximación a este asunto que nos debería preocupar, tenemos que tener en cuenta que la capacidad de producción propia de energía forma parte de la arquitectura de nuestro sistema económico, porque la dependencia o no de la energía tanto la producida, como las materias primas para obtenerla, determina la potencia económica de una región o de un país. Por tanto, muchas decisiones sobre capacidades físicas, técnicas, de conocimiento, científicas, medioambientales, todas ellas de carácter transversal, afectan a otros sectores económicos por la posibilidad de integrar la energía como vector determinante del desarrollo económico esencial en el progreso de la economía y el bienestar de los ciudadanos.

La potencia energética instalada en España, con datos de REE del 2020 es de 110.000 MW; en Galicia alcanza los 11.000 MW lo que representa el 10% de la capacidad total. Ahora bien, si clasificamos las fuentes energéticas entre renovables y las que no lo son, observamos la siguiente realidad, que en España en los últimos años hemos evolucionado hacia un mayor peso de las fuentes renovables representando un 54% de la potencia instalada, mientras que en Galicia- que ha contribuido tradicionalmente a ese mayor peso de la presencia de fuentes renovables, principalmente por nuestra aportación de energía hidráulica-, las renovables representan el 71% de la potencia instalada. Esto viene a demostrar que de una forma efectiva las energías renovables representan en Galicia una parte importante de la capacidad productiva y eso es algo que no solamente debemos conocer, sino de lo que además sentirnos orgullosos y tener en cuenta para otro tipo de análisis estructural.

En la capacidad analizada sobre las renovables, estas, a efectos de este análisis, estarían integradas por la hidráulica convencional, la eólica y la solar fotovoltaica que serían las tecnologías más desarrolladas, con distintos grados de avance, pero en Galicia reunimos unas condiciones realmente importantes para dotarnos de capacidad productiva en otras energías renovables que si bien están menos desarrolladas, sí presentan a priori una importante potencialidad. Me refiero al hidrógeno, la geotermia, la hidráulica marina, la mareomotriz, así como el biogás y por último la biomasa.

Si la capacidad productiva instalada es determinante para garantizar o cubrir el sistema en los momentos de baja disponibilidad de los recursos renovables, principalmente el viento y el sol en épocas como otoño e invierno, en el momento actual ya se impone la necesidad de disponer de tecnologías e infraestructuras de almacenamiento energético que inducen la aparición de un subsector con una altísima potencialidad económica. El bombeo hidroeléctrico permitirá con soluciones económicas y eficientes el almacenamiento de grandes cantidades de energia durante períodos de tiempo, nunca vistos anteriormente, superiores a 20 horas que se combinarán con las baterías, los supercondensadores, volantes de inercia o pilas de combustibles. Todo está en fase de investigación, desarrollo e innovación, generando enormes potencialidades en el conocimiento, la formación, en definitiva, en la especialización que hará encontrar empleo de alta calidad a todo aquel que se forme en estos campos.

Si aceptamos que la energía renovable como un vector estratégico dentro de los grandes ejes de transformación necesarios en la economía española, ahora potenciada tanto por los objetivos de los Fondos de reestructuración europeos, como por el propio PNIEC – Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (2021-2030), no podemos en Galicia perder la oportunidad de representar a todos los niveles un peso específico en la producción de energías renovables, porque es evidente que reduciremos dependencias energéticas no renovables o de la capacidad productiva de terceros. Además, el foco empresarial y político en el sector energético renovable permitirá crear puestos de trabajo especializados que podrán generar estructuras empresariales nacionales y transnacionales en el proceso de transformación energética que ya se está produciendo en el mundo, así como las ventajas inherentes a la diversificación energética, disminuyendo el riesgo del colapso energético por carencias potenciales de suministro, con soluciones de producción sin necesidad de enormes infraestructuras como exige la energía no renovable y además con mayor facilidad de distribución e incluso el autoconsumo.

En definitiva, para Galicia es una oportunidad única que necesita del trabajo conjunto del sector empresarial con la Administración Pública, pero también con la ambición legítima y posible en su implicación por el sector educativo, técnico, profesional y los agentes sociales.

 

Marcelino Otero López

Coordinador Foro Energía y Medioambiente del Círculo de Empresarios de Galicia

 

 

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