Álvaro Gómez Vieites
En diciembre de 2010 el exitoso inversor y pensador John Doerr acuñaba el gracioso término SoLoMo (en inglés la palabra con la que coincide este acrónimo significa solomillo) para referirse a la encrucijada que se ha producido de forma natural al hibridar la tecnología de redes sociales (So) con la información del contexto local (Lo) del usuario captada a través de multitud de sensores y sistemas de posicionamiento y la computación móvil (Mo).
SoLoMo es una manera abreviada e inspiradora para referirse a una circunstancia tecnológica y social apasionante: podemos conversar con numerosas personas apoyándonos en tecnologías que facilitan automáticamente información sobre dónde estamos, cómo nos sentimos o hacia dónde vamos. Es el inicio de una nueva era de la comunicación y las redes sociales están en su centro.
Figura 1. La Revolución SoLoMo
Esta revolución comenzó a distinguirse de la realidad al uso en 2007, el día que Steve Jobs presentó su nuevo iPhone. Jobs, que irrumpía en una industria hasta entonces a salvo de las empresas de software, se equivocaba aquel día cuando culminaba ante un auditorio lleno de fans de la marca: “[…]hoy Apple reinventa el teléfono”. Si atendemos a lo que ha ocurrido desde entonces, la frase de Jobs es injusta con su empresa y con la propia categoría de productos donde creía estar entrando. Lo cierto es que el iPhone, más que ningún otro smartphone anterior, ha redefinido la categoría de productos smartphone, conduciendo a Apple y a los competidores que supieron entender la revolución que se cernía, como Google, hacia un nicho de mercado que parece infinito.
Si hoy Apple es capaz de renovar su oferta de tabletas iPad en menos de un año es porque ocurren dos circunstancias bien claras:
Todos los dispositivos electrónicos de interacción humana están convergiendo en una nueva categoría de dispositivos móviles: los smartphones y las tablets.
Los consumidores están demostrando una capacidad inédita para absorber la innovación en estos nuevos dispositivos, haciendo de la nueva industria la de crecimiento más veloz del momento, y que supera ya las ventas de los ordenadores personales.
Estos nuevos dispositivos vienen a poner de manifiesto la hibridación del ordenador personalcon la revolución de la Internet móvil y del mundo social. Aunque los ordenadores adquirieron conexión con Internet hace mucho tiempo, es ahora que dicha conexión es ubicua cuando comienzan a mostrar todo su potencial como sistemas de intercomunicación social.
Jobs se equivocó en 2007: Apple no estaba reinventando el teléfono, estaba creando la nueva categoría de los smartphones y tablets en el vértice de lo que Doerr llamó luego SoLoMo, introduciendo en el iPhone multitud de sensores que permiten conocer el contexto local (Lo), aprovechando todas las tecnologías conocidas para dotar al iPhone de banda ancha allí donde esté (Mo) y, por supuesto, reviviendo el antiguo concepto de las aplicaciones cliente/servidor y devolviendo todo el protagonismo computacional al terminal cliente, con las aplicaciones móviles para redes sociales en cabeza (So).
Para comprobar la increíble versatilidad y nuevas funcionalidades de estos dispositivos, baste señalar que hoy es posible utilizar un terminal como iPhone, iPad o cualquier otro similar basado en el sistema operativo Android de Google para funciones tan ajenas a la telefonía como: regla de medir longitudes; mapa y guía turística; inclinómetro; monitor EEG; monitor ECG; manómetro; magnetómetro; brújula; terminal de videoconferencia; lector de libros electrónicos; editor de textos; monitor de telemetría; traductor en tiempo real de carteles y textos; ubicador de oferta comercial en las cercanías; plataforma para acceso a todo tipo de contenidos multimedia (vídeos, música, películas, revistas digitales, etc.); dispositivo que compite con las consolas de videojuegos por la disponibilidad de miles de títulos que además ofrecen nuevas posibilidades ligadas a la realidad aumentada; mando a distancia universal para controlar electrodomésticos; llave electrónica para facilitar la entrada en hoteles o la propia apertura y encendido de automóviles; monedero de pago electrónico que se verá potenciado en el futuro con la incorporación de la tecnología NFC; y, por supuesto, teléfono.
Figura 2. WordLens, una de las aplicaciones más novedosas para un smartphone o tablet: traductor visual en tiempo real
El impresionante éxito de público de smartphones y tablets queda perfectamente expresado en las curvas siguientes, que muestran una comparativa de la velocidad de difusión de estas tecnologías en el mercado en comparación con otras revoluciones anteriores, como el iPod de la propia Apple. Expuestas con un origen común, las impactantes cifras de ventas del iPod al inicio del siglo XXI parecen ahora tímidas o casi ridículas, comparadas con el crecimiento exponencial de la demanda de iPhone y la locura colectiva que ha supuesto la llegada de iPad.
Figura 3. Comparativa del número de unidades vendidas de iPod, iPhone e iPad en los tres primeros trimestres desde su anuncio
Para un observador externo resulta apabullante cómo en solo tres años y con el lanzamiento de un único producto por parte de un outsider (Apple estaba considerada únicamente como empresa de las tecnologías de la información pero no de las comunicaciones) éste pudo desbancar al líder (Nokia) y hacerse con la práctica totalidad de los beneficios de la industria invadida. Quizás todavía es más llamativo que todo este descalabro se haya podido fraguar con un único modelo de smartphone de alta gama y precio, haciendo caso omiso del amplio abanico de oferta que los competidores desbancados (Nokia, Motorola, RIM, HTC, Sony Ericsson, etc.) se ocupaban en diseñar.
En 2007 cinco grandes de la industria de sistemas de telecomunicaciones ganaban unos 14.000 millones de dólares antes de intereses e impuestos. Sólo tres años después estos competidores se repartían solo 8.000 millones de dólares, la misma cantidad que percibía Apple con un único terminal y una cuota de mercado del 3%.
Figura 4. Evolución de los beneficios en la industria de los móviles
Además de la intrusión de Apple y Google en la industria de sistemas de telecomunicaciones hay que destacar también que estas invasiones interindustriales son y van a seguir siendo constantes. iPod supuso el desembarco de Apple en la industria de los contenidos musicales, de la mano del grupo americano ABC, al que pertenece también Disney y su antigua empresa Pixar. Las tabletas iPad y sus competidores están ahora irrumpiendo en el mundo de la prensa y el libro, transformando los hábitos de consumo hacia la desaparición del papel como soporte físico de estos consumibles y de los derechos de autor tal y como los entendemos ahora.