Pilar de la economía de la ciudad, las actividades que se desarrollan en sus instalaciones representan en torno al 40 % del PIB del área metropolitana, “y, sin embargo, cualquier obra de ampliación y/o mejora provoca siempre tensiones y debates ciudadanos que ponen en tela de juicio la necesidad de los proyectos (…) Puerto y ciudad compiten por los mismos espacios”. La imposibilidad de trasladar las instalaciones portuarias a otra zona de la ría o de sus inmediaciones obliga, pues, a buscar “un punto de equilibrio” en los usos del litoral, al tiempo que la ampliación de los terrenos portuarios deberá plantearse de la forma menos lesiva para el medio ambiente.