Recuerda la primera vez que fuiste a una discoteca. Entras. Humo. Música. Ves a una chica que te gusta. Intercambiáis miradas. Comienza la conversación. Tu objetivo: dejar huella. Te acercas a su oreja y comienzas a hablarle. No consigues «ligártela». ¿Por qué? Posibles motivos:
No eres su tipo.
No eres gracioso.
No eres guapo.
No tenéis nada en común.
Bailas muy raro.
Se aburre.
La chica no cree nada de lo que le dices.
Hay otro chico.
Eres muy pesado.
Una situación similar ocurre con las marcas. Se acercan a tu oreja para iniciar una conversación de ligoteo.
«Nada es imposible» (Adidas)
«Hay cosas que el dinero no puede comprar» (MasterCard)
«No es lo que tengo es lo que soy» (Viceroy)
«No es más rico el que más tiene… sino el que menos necesita» (IKEA)
«Escandalosamente buena» (Estrella Galicia)
«Si tú quieres, no hay barreras” (Cola Cao)
«Con el cariño de siempre” (Bimbo)
«i’m lovin it» (McDonald’s)
Lo consiguen. ¿Por qué? Posibles motivos:
Eres su público objetivo.
Son graciosas.
Son guapas.
Tenéis mucho en común.
Compartís el mismo ritmo de vida.
Confías en ella.
Sólo tienes ojos para ella.
Ha conectado contigo.
Y al final te la llevas a casa. Le aceptas como marca amiga. Eres fan. Te enamoras y la recomiendas.
Hasta aquí todo correcto. Una marca. Un mensaje. Un eslogan para dejar huella.
Un individuo recibe al día una media de 3.000 impactos publicitarios; a través del móvil, radio, tablet, vallas de publicidad exterior, televisión, prensa… Ante tal invasión de mensajes publicitarios ¿Qué pueden hacer aquellas empresas que no disponen de un gran presupuesto para publicidad? Muy sencillo, potenciar la marca personal del profesional de la empresa que mayor confianza transmite a sus clientes. Pues no es lo mismo, que un mensaje lo transmita un logotipo a que lo transmita el experto técnico de la empresa.
En el 2014, la agencia de publicidad Edelman publicó el estudio Trust Barometer, en el cual preguntaba a la población de España cuál era el portavoz de la empresa le transmitía mayor confianza. En la imagen se muestran los resultados:
¿Cómo podemos acercarnos al consumidor para dejar huella?
Como diría Bruce Lee » Vacía tu mente. Libérate de las formas, como el agua. Pon agua en una botella y será botella. Ponla en una tetera y será tetera. El agua puede fluir o puede golpear. Be water, my friend.»
Y ahí está la clave.
Tanto si transmites la marca de tu empresa o lo que quieres es transmitir tu marca personal
Be water. Creatividad en estado líquido. Mensaje sencillo, fluido y transparente. Adáptate al medio. Ten en cuenta que el agua también puede golpear. No golpees. Repetir un mensaje publicitario constantemente no implica, mayor índice de recuerdo. Vacía tu mente. Libérate de las formas. Lo más importante, no es la forma sino el contenido que encierra el mensaje.
Y para ello, hay que dedicarle tiempo a:
Observar. quién es tu público objetivo. Selecciona una fotografía de aquella persona que mejor representa el perfil de tu público. Ponle nombre y cuelga la imagen en la pared de tu oficina. Puedes crear un mural visual con imágenes de sus gustos, intereses, hobbies…
Pensar. Cuál es tu estrategia. Cómo vas a acercarte a esta persona. Levántate de la silla y acércate a la pared donde estén colgadas las imágenes de tu público y comienza una conversación.
Crear notas sobre servilleta. Comienza a crear el mensaje para dejar huella. Te invito a que escribas diferentes palabras clave de tu mensaje sobre varias servilletas. Pasado un día. Vuelve a leer las notas. Tacha aquello que no te interesa y mejóralas. Sólo quédate con una palabra clave. Llévate la servilleta de viaje. Y cuando estés fuera de las 4 paredes de tu oficina, vuelve a leerla y compártela con aquella persona que cumpla el perfil de tu público objetivo. Observa si tu mensaje obtiene la respuesta que esperabas. Y si no obtienes el resultado esperado, Be Water, my friend ; )
