El sector privado ha ido adaptándos, «la administración tiene que prepararse también»
Vigo, 4 de marzo de 2021.- «Así como hubo rescate financiero, que genera el 2 % del empleo y el 4 % del PIB, tiene que haberlo para la hostelería, que tiene un impacto en la economía y el empleo de entre el 10 y el 15 %. ¿A cuántos ayudaría? Al 15 % de la población».
La situación de la hostelería y la restauración fue analizada esta mañana por Miguel Álvarez, socio director de Norfood, y Santiago Salgueiro, co-fundador y gerente de La Pepita Burger Bar, en ‘Dos+Uno’, una actividad de nuevo formato que, conducida por Pablo Campos, cuenta con el respaldo de Abanca.
¿Ayudas?
Aparte de que han sido diferentes según las comunidades autónomas, han llegado tarde y han sido «escasas para un sector obligado a cerrar. Esperabas que los cierres vinieran acompañados de ayudas, pero si las ha habido ha sido casi por presión del sector, que se hundía. Llegaron cuando el 10 % de los locales habían cerrado y no cubren ni el 5 % de las pérdidas. Si la pastilla llega cuando el enfermo ya está muerto…»
Ha habido además cierta complejidad administrativa , debido a la lentitud y descontrol burocráticos. «Así como nosotros hemos tenido que afrontar la situación, la administración tiene que prepararse también. No puede ser que unos trabajadores tarden cuatro meses en cobrar los ERTE´s y que otros cobren de más y tengan que devolver después el dinero. El impacto ha sido grande en las empresas; en las personas, es brutal».
Empatía
Y tienen un mensaje claro a la administración: «Lo primero es reclamar un poco más de empatía; ellos no saben cómo funcionan los negocios. Con el 30 % de aforo perdemos dinero». Y cuidado también con la proliferación y cambios constantes de normas: «Demasiadas normas hacen que la gente se las salte». Así como apelaciones a la responsabilidad de todos: «Hay unos pocos que no cumplen y eso nos afecta a todos. Hay que ser responsables y conscientes».
Existe una sensación de haber sido utilizados «para meter en cintura el nivel de ocio. El problema no es la hostelería sino la interacción social; los contagios se producen en el ámbito privado. Hemos pagado la factura social. Nosotros no somos policías de barrio, somos hosteleros. ¿Tenemos que pedir el padrón a nuestros clientes para saber si son convivientes? No tenemos capacidad legal para eso.
¿Pudo hacerse algo más? La aplicación del impacto del Covid era inocua, poco intrusiva, pero apenas fue descargada por la población. «No se hizo una campaña de concienciación».
Solidaridad
Y, sí, también hubo algo positivo, aparte de esa resiliencia de muchos y de la apuesta por la digitalización: «Ha habido mucha solidaridad con nosotros de los proveedores, algunos de los cuales trabajan solo para la hostelería; y unas enormes ganas de los trabajadores de retomar la actividad. En momentos complicados es cuando responde la familia; y aquí ha sucedido así.»
De cara al futuro, las esperanzas se fijan en el verano y en el Xacobeo pendiente, «seguramente saldremos un poco antes que otras comunidades», y en el ritmo de vacunación, aunque posiblemente no se recuperen los niveles de 2019 hasta 2023.
